lunes, 3 de febrero de 2014

Sólo con palabras no alcanza


Estaba a la espera de que aclare el panorama económico, luego de los ataques especulativos sobre el dólar, la correspondiente devaluación del Gobierno, y la consiguiente guerra de declaraciones, pero, parece que la pelea va para largo y deberemos acostumbrarnos a convivir con ella.

Ayer, me sorprendió leer en un muy buen artículo de Artemio López, “el turno de los que se la llevaron con pala”, en el que se analiza la evolución positiva de los salarios a pesar de la inflación, los siguientes párrafos:

"Es el momento de que todos los sectores contribuyan a garantizar la continuidad del ordenamiento social y económico, en particular los empresarios que, durante esta última década, se la llevaron en pala, como bien señala la Presidenta cada vez que puede.

…………………………
La colaboración esta vez debe provenir del sector empresarial moderando su tasa de ganancia, en muchos casos varias veces por sobre los estándares internacionales para igual actividad."

Entre el título del artículo y este último párrafo, pareciera que Artemio considera que hay que hablar con los empresarios y avisarles que es el turno de su colaboración.

Luego, en un artículo de Mario Wainfeld en P12 el siguiente párrafo:

“Un dirigente silobolsista fue diáfano: dijo que retener exportaciones es sinónimo de libertad. Es su ideología, una entre tantas, minoritaria siempre. Dan ganas de decirle que sea más franco, deje de enarbolar la bandera celeste y blanca y hablar del interés colectivo que le importa un rabanito. Que se ponga el parche en el ojo, exhiba la pata de palo y discuta a cielo abierto, sin maquillajes.
(Las negritas son nuestras.)

Y hoy, Capitanich diciendo, en relación con el aumento del 12% en naftas producido por Shell:

"No es casualidad esta actitud unilateral, contraria al país. La actitud de Shell siempre es conspirativa y atentatoria contra los intereses del país", insistió el funcionario, quien reiteró que "el objetivo de este aumento es perjudicar a nuestro país".

Todas estas declaraciones me recuerdan inmediatamente al ex ministro Pugliese (1988), “les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo”.

Es evidente que hay muchas cosas que debieron hacerse y que no se han hecho, luego de 26 años de democracia y de 10 años de gobierno nacional y popular, si el bienestar de las mayorías populares depende de la buena voluntad de algunos individuos o grupos de individuos.

No es con palabras o aprietes mediáticos que se puede impedir que grupos económicos se apropien en exceso de las riquezas que genera toda la sociedad, es con Leyes, Decretos y Reglamentaciones.

Se deben generar las condiciones legales para que todo aquel que se sienta pirata, no pueda válidamente desplegar sus acciones.
No hacerlo es simplemente administrar las relaciones de poder existentes que no son favorables a las mayorías.